A Don Manuel Gutiérrez Ocampo ASAMBLEA LE RINDIÓ HOMENAJE POR UNA VIDA DEDICADA AL SERVICIO COMARCANO
A Don Manuel Gutiérrez Ocampo
ASAMBLEA DEPARTAMENTAL LE RINDIÓ HOMENAJE POR
TODA UNA VIDA DEDICADA AL SERVICIO DE LA COMARCA
“Don Manuel, es usted ejemplo para las presentes y futuras generaciones”. Con estas palabras, que provocaron una salva de aplausos en un recinto colmado de patriarcas vallecaucanos, la diputada oferente Amanda Ramírez Giraldo finalizó su intervención en el marco del homenaje que le rindió la Asamblea del Valle del Cauca a Manuel Gutiérrez Ocampo.
Con 92 años, y como el mismo relató: “ya entrado en la última década de mi primer centenario”, Manuelito llegó a su casa -la Asamblea Departamental- de la mano de sus hijas María Esperanza, Elizabeth, María del Carmen y Anita, para recibir la Orden Independencia Vallecaucana en el Grado Comendador.
Ramírez Giraldo a nombre de toda la Corporación, recordó como Don Manuel dedicó su vida al servicio de la comarca. Aunque nació en Aranzazu, Caldas, desde muy joven se hizo vallecaucano y en representación del Partido Liberal Colombiano alcanzó dignidades como la de Gobernador encargado, Representante a la Cámara, Diputado, Gerente de Cortuvalle, Secretario General del Departamento, Concejal de Cali y muchos otros.
En respuesta, Manuelito a través de su hija Elizabeth -quien fue su voz en el discurso- destacó que “mucho me enaltece que este homenaje haya sido por iniciativa de una distinguida activista de un partido antagónico, del Partido Conservador, una prueba más de que la democracia se construye y se enriquece cuando coexisten todas las corrientes de opinión, y cuando se tiene en la política como meta, el bien común”.
Y continuó: “La justicia, el orden, la paz, la libertad y el respeto a la dignidad humana, deben ser los pilares de la política, buscando siempre, el interés general por encima del propio. Cuando estos valores no se enaltecen y se sobrepone el bienestar particular, se abona el terreno para el progreso de tiranías y totalitarismos y se pone en riesgo la democracia”.
Pero Manuel Gutiérrez Ocampo no quería irse de “su casa”, sin tomar la palabra. Apoyado en el bordón que lo acompaña, se puso en pie para leer la parte final de su sentido discurso, y quitándose las gafas dejó agradecido un último mensaje: “Recuerden: un cargo público es una herramienta de honor y una gran responsabilidad al servicio de un bien común”.
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